Recordaba ayer el día que abrí la ventana de mi casa y me encuentro con la figura infalible del Guachimán de la esquina, el de la casa gigante con tejas anaranjadas y estilo español, de millonarios por supuesto.
El "Guachi", como le decían en el barrio, estaba recostado de la monumental muralla, (porque no se le puede llamar de otra manera a la verja de protección). Bueno, la cuestión es que ahí estaba, en toda su gloria, cual soldadito de plomo, cuando llegó la trabajadora de la casa en un motor setenta, con los cabellos inexplicablemente arreglados. La mujer se bajó del motor con el donaire característico de una diosa africana. Le pasa por el frente y ni siquiera lo saluda:
―Tú si te has puesto comparona ―dice el Guachi.
Ella sonríe con picardía y sigue caminando con su swing antillano.Al Guachimán se le van los ojitos detrás de las nalgas divinas de la mujer. Ella se pierde detrás de la puerta y él desconsolado canta en voz alta su bachata favorita: "Pena, es lo que siento en mi alma…"
Publicado por Sussy Santana
Peripecias (Sussy Santana)
Si me quedaba alguna duda de la locura que heredo de las mujeres de mi familia, hoy me quedó confirmado.
Después de quedarme encerrada en un elevador por lo que resultó ser dos minutos, ordené a todo el mundo pegarse de la pared y no hablar a menos que me fueran a decir que todo iba a salir bien. También les advertí que no se movieran y que me dejaran un espacio sólo para mí.Todo el mundo (cuatro personas) asintió y se arrinconaron para dejarme el espacio pedido. Uno de los pasajeros, un abogado con lentes de concha de Carey, se quedó mirándome como si yo fuera una especie de personaje de circo y me dice:
―¿Tú eres nerviosa?
A lo que contesté como tal:
―¡Extremadamente!
De más está decir que no hubo botón que yo no tocara en mi esfuerzo por salir del elevador.La puerta se abrió de pronto y yo fui, desde luego, la primera en salir. Me temblaba todo. Dos minutos más tarde toda mi familia se había enterado del percance y comencé a recibir llamadas.
―Mira muchacha, ―dijo mi tía―, si soy yo, hago un escándalo que llegan hasta los bomberos.
Mi madre:―Ay mi'ja, pero a mí me sacan en camilla, por eso es que yo no me monto en esos aparatos. Yo comienzo a vocear y ya tú sabe...
Mi hermana:―Bueno, tú debes estar desacreditada en esa Corte como la loca más grande que ha pisado este pueblo, y con razón porque si soy yo...
Después de todo fue un día muy cómico.
Publicado por Sussy Santana
El "Guachi", como le decían en el barrio, estaba recostado de la monumental muralla, (porque no se le puede llamar de otra manera a la verja de protección). Bueno, la cuestión es que ahí estaba, en toda su gloria, cual soldadito de plomo, cuando llegó la trabajadora de la casa en un motor setenta, con los cabellos inexplicablemente arreglados. La mujer se bajó del motor con el donaire característico de una diosa africana. Le pasa por el frente y ni siquiera lo saluda:
―Tú si te has puesto comparona ―dice el Guachi.
Ella sonríe con picardía y sigue caminando con su swing antillano.Al Guachimán se le van los ojitos detrás de las nalgas divinas de la mujer. Ella se pierde detrás de la puerta y él desconsolado canta en voz alta su bachata favorita: "Pena, es lo que siento en mi alma…"
Publicado por Sussy Santana
Peripecias (Sussy Santana)
Si me quedaba alguna duda de la locura que heredo de las mujeres de mi familia, hoy me quedó confirmado.
Después de quedarme encerrada en un elevador por lo que resultó ser dos minutos, ordené a todo el mundo pegarse de la pared y no hablar a menos que me fueran a decir que todo iba a salir bien. También les advertí que no se movieran y que me dejaran un espacio sólo para mí.Todo el mundo (cuatro personas) asintió y se arrinconaron para dejarme el espacio pedido. Uno de los pasajeros, un abogado con lentes de concha de Carey, se quedó mirándome como si yo fuera una especie de personaje de circo y me dice:
―¿Tú eres nerviosa?
A lo que contesté como tal:
―¡Extremadamente!
De más está decir que no hubo botón que yo no tocara en mi esfuerzo por salir del elevador.La puerta se abrió de pronto y yo fui, desde luego, la primera en salir. Me temblaba todo. Dos minutos más tarde toda mi familia se había enterado del percance y comencé a recibir llamadas.
―Mira muchacha, ―dijo mi tía―, si soy yo, hago un escándalo que llegan hasta los bomberos.
Mi madre:―Ay mi'ja, pero a mí me sacan en camilla, por eso es que yo no me monto en esos aparatos. Yo comienzo a vocear y ya tú sabe...
Mi hermana:―Bueno, tú debes estar desacreditada en esa Corte como la loca más grande que ha pisado este pueblo, y con razón porque si soy yo...
Después de todo fue un día muy cómico.
Publicado por Sussy Santana
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